La producción textual y artística femenina: el “yo”, el “otro” y el conflicto. Un estudio comparativo: la biografía de Fadwa Toukan(1), “Rihla jabaliya rihla saaba”(2), y la biografía de Isabel Allende, “Paula”, ejemplo
Introducción
La experiencia creativa femenina mundial se caracteriza por el trato con las particularidades de su etapa y el “yo” de sus creadoras, así como la representación de los datos de sus componentes, incluyendo todas las formas de tradición e innovación. Una experiencia similar respecto a su evocación del “yo”, el otro y el conflicto, en todos sus componentes, y varía en términos de expresión de estos elementos y sus herramientas. La literatura autobiográfica femenina es uno de los campos de este término, y tal vez es el más fértil; y que la mujer creadora latinoamericana y la árabe son unos de los episodios de este campo creativo con una notable experiencia. Este estudio compara la experiencia de la árabe Fadwa Toukan, en su autobiografía “Rihla jabaliya rihla saaba” y la latinoamericana Isabel Allende en su autobiografía “ Paula “, en términos de planteamiento del “yo”, el otro y el conflicto; son dos experiencias similares por ser dos primeras autobiografías femeninas de dos figuras de prestigio local e internacional, ya que las dos han dejado una huella honda en su campo de creación además de la convergencia temporal de la publicación de las dos obras que fueron recibidas con mucho interés crítico y público, que las hizo unas de las más importantes autobiografías creativas femeninas en la historia de la literatura contemporánea.
El “yo”
Fadwa declara que apenas había vivido las existencias en la vida(TOUKAN. 9), puesto que su vida estaba controlada a lo largo del tiempo por la gente de su alrededor (ibid,7); y por lo tanto, dice: “Nunca estuve feliz o satisfecha de mi vida, el árbol de mi vida apenas ha dado fruto, y mi alma aspiraba siempre a mejores logros y horizontes más amplios” (ibid,9), lo que nos explica sus características formadas por su vida cruel; ella cree que “ las fuerzas del mal, sean metafísicas, sociales o políticas, están siempre en contra del hombre, e intentan destruirlo, pero el hombre se pone firme frente a estas fuerzas con orgullo y tenacidad a pesar de su debilidad”(ibid,10). Y al mismo tiempo declara que no divulgará en esta biografía todos los secretos por su particularidad, y para salvaguardarse de la vulgaridad (ibid, 10).
Las características implícitas más importantes de su biografía son: su insistencia en el trabajar y los logros, a pesar de las restricciones impuestas por su familia y su sociedad, “sobre todo que la educación y los valores reinantes otorgan al hombre más libertad sexual, política y social que a la mujer” (SAADAWI: Qadaya. 2007. 24), son restricciones que considera completamente absurdas y banales( TOUKAN,10); y su naturaleza que se consiste en su incapacidad de rebelarse de manera directa, puesto que la rebelión y la lujuria no son de los componentes de su personalidad (ibid,129); es normal que una sociedad masculina no le da fácilmente a la mujer sus derechos incluso el derecho de rebelión y lujuria(SAADAWI:Taw’am, 2006. 241) por lo que siempre pensaba escaparse en busca de salvación del sufrimiento y el dolor; y más tarde hizo de su creación poética su único camino para deshacerse de todos los símbolos de opresión en su vida: la familia, el padre, el poder político injusto y la sociedad palestina(TOUKAN,11). No cabe duda de que sentía ajena en su sociedad, y “la enajenación es aún mayor para la mujer” (SAADAWI: Al-Mar’a, 2005. 66). Era incluso incapaz de defenderse con una palabra ante cualquier injusticia que se le caía de su familia (ibid,19). Lo que más le afectaba de su familia era la carencia de todo tipo de amor (ibid, 20)- la única cosa que le podía quitar el sentimiento de enajenación e injusticia(SAADAWI: Al-Mar’a,66)- y no responder a sus necesidades infantiles sencillas como comprarle un juguete o un pendiente de oro (TOUKAN,21) a pesar de la riqueza de su familia que ignoraba todos sus deseos, y la trataba como enser por el “crimen” de ser una mujer!
Por lo tanto, la personalidad de Isabel en “Paula”, es una mezcla psicológica similar a la de Fadwa Toukan, teniendo en cuenta las diferente circunstancias y las manifestaciones de conducta; ambas son una combinación perteneciente a la soledad y no al grupo ni a la familia, pero Isabel disponía de condiciones y fuerza de carácter que le permitieron sobrepasar sus circunstancias psicológicas y sociales, y formarse de la manera que deseaba; se enorgullece de su personalidad diciendo: “ Hoy no me cambiaría por ninguno”(ALLENDE: Paula Traducción,2009. 179), es una tendencia clara de algunos escritores latinoamericanos para reafirmar más el “yo”(ALEXANDER. 239).
La madre de Isabel no estaba dispuesta para el embarazo en su hija ni la maternidad, al igual que la madre de Fadwa, pero sintió desde el primer momento que estaba embarazada de una niña, lo que la hizo sentir feliz, y comenzó a hablarle – en su vientre- sin interrupción dedicándole toda su atención a la niña esperada que crecía en su vientre (ALLENDE: Traduc. 20).
Isabel dice que era una niña única y atraviesa, vivía en casa de su abuelo soñando en heroicidades, se veía diferente de todas sus hermanas y sus compañeras, y tenía un sentimiento de profecía que la llevó a una dura soledad que duró muchos años (ibid,340-341), al igual que la infancia de Fadwa; pero, Isabel pudo salir de su soledad e integrarse en su ambiente, entrando en diversas asociaciones y experiencias; era siempre fiel a sí misma sin sentir humillación ni opresión, y hablaba de manera audaz, sincera y clara de los más precisos detalles de su vida emocional y sexual, cosa que Fadwa no se atrevía plantear y se quedó ambigua para siempre. Por ello, Isabel era capaz, en la mayoría de los casos, de reparar los fallos de su vida que la denomina “La Caja de Pandora” (ALLENDE: Paula, 1994. 302), incluso ha podido sobrepasar la aflicción de la enfermedad de su hija durante un año entero y luego, la de su muerte en un momento que se rindió a esta idea diciendo: “ Tierra, acoge a mi hija, recíbela y envuélvela” (ibid,375); cosa que Fadwa no era capaz de hacer hasta el último momento de su vida.
Sin embargo, Fadwa tenía una relación negativa con su alrededor, especialmente con su familia; mientras Isabel ha podido encontrar una fórmula conciliadora con su alrededor; ya no ve la familia dispersa como una carga pesada sino la ve llena de “ mujeres impetuosas y hombres de brazos firmes para el trabajo y corazón sentimental”(ibid,11); no se rindió a ningún sentimiento de culpa o desesperación o remordimiento, por lo que la vemos vivir de forma audaz, y ejercer el éxito y el fracaso, y se traslada de una etapa a otra con toda confianza, por lo que goza de felicidad y de oportunidades, y se perdona a si misma por todos sus errores, y responde a todas sus necesidades; mientras que Fadwa estaba atrapada en el sentimiento permanente de culpable – a causa de su sociedad – incluso el sentimiento del amor inocente, así vemos que su biografía carece de cualquier hombre o amor o experiencia carnal vivida, cosa imposible para un ser humano; mientras que vemos a Isabel hablando de sus experiencias amorosas y carnales con toda sinceridad y buena voluntad ( ALLENDE: Traduc. 128 -130, 370).
El “yo” derivado de los otros
A través de la biografía de Fadwa conocemos los determinantes de su carácter como hembra oprimida en Palestina, por ser vigilada en el marco del grupo de mujeres de su familia y sus ciudadanas, que constituye en la sumisión constante a la opresión, y la entrega a la tristeza permanente “ la tristeza se ha convertido en un elemento clave en mi vida” ( TOUKAN. 128), vivía en una “celda humillante de mujeres” (ibid,129), privada de cualquier tipo de particularidad (ibid,130), se la imponía el analfabetismo y la privación de la educación (ibid,115), no se la permitía salir de casa, excepto en algunas visitas concretas a mujeres, acompañada por un hombre (ibid,114), como si fuera el hombre su única manera de salir de casa ( MERNISSI: Más allá del velo, 2009. 157 ); tampoco tenía derecho a decir no para que fuera adicta de la palabra “sí” (TOUKAN. 130); hasta su novio se le elegía por su familia, vivía encerrada en casa con la cabeza cubierta con un pañuelo blanco (ibid,129), de acuerdo con el sistema masculino de la tribu que sólo permitía casar a las mujeres con los hombres de la misma tribu (AQQAD. 61), si no, se quedaría virgen encerrada en casa hasta la muerte, que la virginidad obligatoria es un tipo de la autoridad del hombre oriental sobre la mujer (MERNISSI: La virginidad y el patriarcado, 241-244.), tampoco tenía vida privada ni amigas ni actividades más que servir al hombre y obedecerlo hasta que se envejezca a los veinte años de edad (TOUKAN, 130).
Fadwa no era más que un ser oprimido en su casa (ibid, 25), para que fuese una copia del impreso común impuesto a las hembras de su familia (ibid, 129), de lo contrario, se enfrentaría a la opresión, las palizas y la humillación (ibid, 40). Este encierro obligatorio de mujeres la llevó al aislamiento, alienacin, individualismo y al auto-encierro (ibid, 134) “en una sociedad burguesa que la considera una criatura anormal e insociable” (ibid, 117); se le prohibía vestirse corto, tocar música, cantar, reírse o ponerse contenta; en resumen, que la represión de la mujer de esta manera forma parte del conflicto intelectual con el hombre, y de la esquizofrenia que vive el hombre oriental (SAIGAUL. 135).
Mientras Isabel, en “Paula” es como ella misma dice, una extensión de las mujeres del sur de Chile, que se caracterizan por la angustia permanente de desastres geológicos y la inestabilidad política, caminando con precaución en la bruma, y la preferencia por las negociaciones sobre los enfrentamientos, puesto que las malas condiciones pueden despertar lo peor en el espíritu de los chilenos, pero son austeros, prudentes y respetan las costumbres sociales en tiempos normales (ALLENDE: Traduc. 22-23). Esta combinación de morales y costumbres es la que ha formado la vida de Isabel, que resume diciendo:
“No interesa lo que me pasó, sino las cicatrices que me marcan y distinguen. Mi pasado tiene poco sentido, no veo orden, claridad, propósitos ni caminos, sólo un viaje a ciegas, guiada por el instinto y por acontecimientos incontrolables que desviaron el curso de mi suerte. No hubo cálculo, sólo buenos propósitos y la vaga sospecha de que existe un diseño superior que determina mis pasos” (ALLENDE. 31-32).
Mientras que los seres de los cuales deriva Fadwa, establecieron más la desposesión de sí misma, y marcaron su tragedia y opresión, vemos que Isabel refleja una imagen verdadera de la figura de la mujer en la sociedad a distintos niveles y de diversas maneras, sin embellecerla ni distorsionarla, y nos dibuja sinceramente sus fronteras en esta imagen, e insiste ser liberal, productiva, creadora e independiente de todos estos seres, y no se cae en su presión; ella dice de sí misma “me sentía diferente … no lograba ver el mundo como los demás (ALLENDE: Traduc. 301).
Pero esto no la impide a Isabel criticar el sistema social chileno que suprime a la mujer destacada, innovadora y liberal por la ley social y religiosa (ibid, 176).
Y al mismo tiempo, diseña a sí misma con independencia lejos de los efectos de la imagen común de las mujeres de su sociedad, y determina ser liberal, independiente, productora y creadora, participando en todos los aspectos de la vida, rodeándose por los pro feminismo, bohemios, artistas e intelectuales (ibid, 186), y se niega a cambiar su carácter por nadie (ibid, 179), incluso cuando sus ciudadanas tengan una imagen autoritaria y son incapaces de plantear los problemas de sexo, condón, divorcio, aborto y suicidio ante la sociedad y ceden ante sus presiones (ibid, 178).
Por otro lado, el “yo” de Isabel interfiere con el “yo” de su hija en Paula”, y el acto de narrar se encarga de dirigir dicha interferencia; esta biografía no sólo es de Isabel, sino también es de su hija Paula a través de la memoria y los conceptos de su madre, que nos ilusiona con una narración inteligente de que la narración es de Paula, pero sigue siendo Isabel la única memoria verdadera en este texto creativo, aunque a veces recurre a la memoria de Ernesto, el marido de Paula, con el fin de completar los datos de la memoria supuesta sobre la vida de su hija, tales como los detalles de su vida sexual, emocional o de sus comportamiento con su marido (ibid, 99-100).
Isabel se descubre a sí misma a través de la enfermedad de su hija, hasta lugares distantes de sí misma “ mi hija me ha dado la oportunidad de mirar dentro de mí y descubrir esos espacios interiores, vacíos, oscuros y extrañamente apacibles, donde nunca antes había explorado” (ALLENDE. 299).
El “yo” represor
En la biografía de Fadwa, el ser colectivo se genera de unos seres represores de ella y de su género; lo extraño es que no encontramos en el mundo de Fadwa que la mujer defiende a la mujer y siente piedad por su opresión, sino se convierte en un ser patriarcal que azotea a la mujer, y triunfa por el hombre en todos sus asuntos; vemos por ejemplo, que la madre de Fadwa la ignora y la priva de la ternura maternal, porque no había querido tenerla, e intentó abortarla (TOUKAN, 13), y considera su nacimiento como una desgracia porque se coincidió con el destierro de su padre fuera del país (ibid, 20), no recuerda ninguna información relacionada con su infancia e ignora incluso la fecha de su nacimiento (ibid, 12), contribuye en privarla de ir al colegio sólo porque recibió una rosa de un chico pequeño del barrio, y nunca trata de ayudarla a salir de la cárcel -la casa-, a pesar del sufrimiento personal del asedio impuesto a la madre como el resto de las mujeres de la familia (ibid, 27).
Por otro lado vemos a la tía “Sheja” desempeñar el papel de la policía secreta de la familia, vigila a las mujeres de acuerdo con la lógica de los hombres, y les transmite los informes secretos (ibid, 32), y les incita a reprimir a las mujeres, sobre todo a Fadwa que le tiene celos por el interés de su hermano Ibrahim en su poesía, anunciando un eslogan racista que consiste en “cada vez que le sale un cuerno a la chica, rómpelo”(ibid, 38), y se opone a la idea de que una mujer escriba poesía como los hombres!
En el mismo sentido, nos encontramos con “Shahira” su prima, su madre, las mujeres de la familia e incluso sus maestras declaran la hostilidad contra Fadwa, porque escribe poesía (ibid, 116); porque si la mujer escribe, produce cultura, y, necesariamente creará un poder propio, y este poder como cualquier otro, crea rivales interiores que alimentan su oposición en vez de frenarla (ALGDAMI: Thaqafat, 2006. 116.).
La traición de la mujer a la mujer, y ponerse en contra de ella a favor del hombre, es una continuación de un sistema cultural obligatorio heredado que pone a la mujer en contra de la mujer (JILL & Rita. 80.), en un largo conflicto de competencia que se rige por “normas y condiciones masculinas” (ALGDAMI: Al-Mar’a, 2006. 172.).
Mientras en “Paula”, el “yo” se divide para convertirse en un “yo” depresor y deprimido al mismo tiempo; la hija enferma, “Paula”, sufre en silencio de un estado de coma que termina después de largo sufrimiento en la muerte, mientras ejerce involuntariamente un papel opresor sobre su madre, torturándola con su silencio, sin poder cambiar este destino al que la llevó la porfiria; y la madre Isabel, desempeña un papel similar de represión, por un lado, sufre una represión dolorosa debida a la enfermedad de su hija, y por otro, suprime su debilidad y miedo con el juego narrativo shahrazadico que le da razón a su hija para seguir viviendo, seguir divirtiéndose de oír la narración, y no rendirse a la perdición y el olvido en el estado de coma, y luego a la muerte.
Así como la muerte se convierte también en un ser represor cuando entra en una batalla larga con Paula y su madre, mientras ellas se agarran a la vida, la muerte intenta continuamente robar a Paula y llevarla al otro mundo, e Isabel vigila este comportamiento de este ser represor y se lo escribe a su hija, “el lunes te agarró la muerte, Paula. Vino y te señaló, pero se encontró frente a frente con tu madre y tu abuela y por esta vez se retrocedió. No está derrotada y todavía te ronda, rezongando con su revuelo de harapos sombríos y rumor de huesos” (ALLENDE:118).
A nivel social-comunicativo, Isabel no se ha chocado con si misma o con otra hembra que la represa, y siempre ha sido capaz de vivir audazmente sus experiencias intelectuales y carnales. Y cuando comenzó su experiencia de escribir y revelar secretos, no le importaba la ira de su abuelo conservador por revelar los secretos de su familia (ibid, 345), tampoco le importaba el deseo de su madre de no difamar a su padre, y fue capaz de convencer a su madre para que fuera correctora permanente de sus libros mientras pueda ayudarla a crear nuevas historias (ibid, 346).
Estos amplios espacios psicológicos hicieron que Isabel no fuera represora de nadie, y menos todavía de las mujeres de su género; y así era la amiga íntima de su hija Paula, y la ayudó a vivir todas sus experiencias humanas sin miedo ni mentira, incluso la ayudó a conseguir píldoras a los dieciséis años de edad (ibid, 130), y siempre le animó a defender sus opciones en la vida.
Y, al mismo tiempo no se permitía aislarse de su marco social, y se integra a todos sus mundos, a través de los cuales se filtra a sí misma; por ello, vemos que “Paula” es un libro mezcla de autobiografía y de un documento histórico, social, psicológico y sexual de su época y su geografía; mientras que, Fadwa se encierra con sí misma, toca la vida a distancia, y declara que no es capaz de comunicarse o integrarse con su sociedad de cualquier manera (ibid, 117).
Sin embargo, Isabel es conscientes de que hay un ser femenino que se dedica a reprimirse a sí misma y a las de su sexo, en un juego social ridículo; y les atribuye a aquellas mujeres la responsabilidad del sentimiento masculina opresor de la mujer, “lo imperdonable es que son las madres quienes se encargan de perpetuar y reforzar el sistema, criando hijos arrogantes e hijas serviciales; si se pusieron de acuerdo para hacerlo de otra modo podrían terminar con el machismo en una generación”(ibid, 176).
El “otro”
En “ Rihla jabaliya rihla saaba” aparece el “otro” en dos niveles: constructivo y destructivo, en una paradoja triste y chocante; quien esperamos que apoye a Fadwa humanitariamente, él mismo intenta destruirla; y su padre es el ejemplo más destacado del “otro” negativo y destructor en su vida, siempre la rechazaba(TOUKAN. 10), y deseaba que fuera un hombre, de acuerdo con la cultura masculina árabe que deseaba tener hijos varones y no hembras ( AFNAN. 176); no le hablaba ni jugaba con ella ni le echaba de menos, y aún más, ignoraba su existencia y le hablaba en forma de tercera persona aunque estuviera delante de él mirándole los ojos, y creía que no servía para nada, y siempre maldecía su poesía (TOUKAN. 10, 71) y cuando su hermano Ibrahim murió, imponía su tutela a su poesía, y le exigió escribir poesía política en apoyo de la causa Palestina para ser una continuación del hijo varón, Ibrahim que murió, y no ser una imagen de ella misma (ibid, 113); Fadwa fue incapaz de hacerlo, y dejó de escribir poesía hasta la muerte de su padre (ibid, 137) , entonces volvió a escribir poesía a pesar del surgimiento de una nueva autoridad represora, que es la autoridad de la ocupación sionista de Palestina; pero esta autoridad, para ella, es menos represora que la de su padre.
Estaba también su primo que la reprimió rasgando su vestido porque era bonito, y la privó de aprender inglés (ibid, 95); y su hermano Yosuf, que la pegaba y la prohibió de ir al colegio e incluso de salir de casa durante muchos años porque un chico del barrio le había regalado una flor (ibid, 96), así la condenaba a muerte lenta en vez de matarla directamente, cosa que podría hacer en cualquier momento con la excusa de defender el honor de la familia, y podría ser aceptada en la cultura de la sociedad palestina tradicional ( RUGGIE. 433-435).
En cambio, encontramos que Fadwa recurre a la sustitución del “otro” represor para satisfacer su necesidad de afecto y apoyo de niveles constructivos en su vida recurriéndose a su tío, sus hermanos Ibrahim y Nimer; ya que el tío le otorga mucho cariño (TOUKAN. 29), y sería su ejemplo sublime de la heroicidad nacional (ibid, 28); y su hermano Ibrahim se convierte en el padre espiritual (ibid, 60) apoyando su talento poético y contribuyendo en la publicación de su poesía (ibid, 80), mientras que su hermano Nimer juega el papel de amigo, compañero y amante en su vida (ibid, 209).
En cuanto al “otro”, el hombre amado, Fadwa, desde su infancia había sido forzada a tratar con el amor como un pecado y un crimen; el mundo del hombre para ella no era más que un sueño y amor ingenuo de héroes de cuentos, y de poetas del pasado (ibid, 76).
Esta represión de sus sentimientos y su cuerpo es una extensión del sistema patriarcal, que “hace que el control de la sexualidad de la mujer sea la herramienta más poderosa para reprimirla” (ELKARKAN. 11).
En “Paula” se repite la apariencia del “otro” en los mismos niveles representados en ” Rihla jabaliya rihla saaba”, donde se encuentra el “otro” constructor y el “otro” destructor; y de nuevo, el padre desempeña el papel del “otro” destructor en la vida de Isabel; “es una gran ausencia” (ALLENDE. 23) en su vida, se desapareció desde mucho tiempo, por lo que ella no le guarda ningún recuerdo (ALLENDE: Traduc. 23), y cree a veces que era un delincuente o un homosexual (ibid, 25), lo llama canalla (ibid, 26), y no se acuerda de su aspecto físico siquiera. Mientras que el abuelo juega el papel de protector de la familia en la ausencia del padre, la acoge y le da todo tipo de cuidado y amor; lo considera como uno de los dioses del Olimpo (ALLENDE. 49); y el tío Ramón juega el papel del padre de Isabel y sus hermanos impulsado por el gran amor que siente por la madre desde que la vio por primera vez; él representa el buen hombre en la vida de Isabel, pues la educa con una mano dura y buen humor, respeta sus particularidades y le otorga todo el cuidado necesario (ALLENDE: Traduc. 64).
En cuanto al “otro”, el amante, siempre ha sido una realidad de acuerdo con el deseo y el amor, no sólo una idea, deseo e imaginación robada en secreto como lo es en la vida de Fadwa; el amor cae fatalmente como un huracán sobre las mujeres de la familia de Isabel; Ramón se enamora de su madre, Willie se enamora de ella, y Ernesto se enamora de su hija, Paula.
Lo que caracteriza al “otro” en “Paula” es que su influencia no se extiende ni está siempre presente a nivel psicológico, geográfico ni histórico; tanto los que apoyaban a Isabel y eran un elemento constructivo en su vida, como su abuelo, el marido de su madre, algunos de sus amigos y sus maridos, Miguel y Willie, como los que representaban un elemento destructivo, como su padre, se caracterizan por la limitación de su influencia en el periodo de comunicación directa con ella, e, Isabel se mantiene fiel a sí misma en todos los casos. Por lo contrario, vemos que en la experiencia de Fadwa, que se quedó prisionera del “otro” sin voluntad propia en su experiencia con él, por lo que no pudo curarse de sus heridas por el descuido de su padre, por ejemplo, ni pudo tampoco sobrepasar la aflicción de la muerte de sus hermanos, Ibrahim y Nimer durante toda su vida.
En resumen, podemos decir que Fadwa e Isabel comparten una característica de tendencia a sí mismas más que al otro; puesto que están más interesadas en los detalles de su personalidad que las características del otro.
El lugar
El lugar para Fadwa es un espacio geográfico tangible que se extiende entre el yo y el otro, que los materializa en todas sus circunstancias. El yo, desde el inicio, encerrado en el lugar / la casa, que, para Fadwa, representa una cárcel (TOUKAN. 10), a la que le atribuye la responsabilidad de todas sus penas, sus fracasos, y sus tragedias, donde sufre la marginación, la injusticia, la opresión y la privacidad de toda particularidad (ibid, 130), y recuerda de “los palacios de harén, y desherencia”(ibid, 40), está diseñado para responder a las necesidades del sistema feudal repleto de rencor (ibid, 40), siempre luchaba contra la mayoría de sus valores y conceptos basados en la arrogancia y el desprecio de los pobres, débiles y ajenos (ibid, 98); en este tipo de casa, la mujer árabe vive un doble sentimiento de enajenación, dentro y fuera de ella, en un mundo masculino que extiende del este al oeste ( SAADAWI: Al-Mar’a, 69), y sin duda que la represión familiar de la mujer es una extensión del miedo eterno del hombre de que la mujer recupere su derecho de igualdad con el hombre (SAADAWI:‘An Al-Mar’a, 2006, 101).
Mientras el “otro”, el lugar, al contrario del “otro”, el hombre, es la extensión natural de su emancipación de la opresión de “el otro”, el hombre, y de la estrecha prisión, la casa; y se refleja en general en cualquier lugar fuera de su casa, y en Inglaterra en particular, donde vivió dos años felices “en Inglaterra, conocí la verdadera alegría cuya fuente era una experiencia dulce que goteaba de miel, un experiencia tan rica como si hubiera saltado de las fronteras y obstáculos del tiempo, para que los latidos del corazón se conviertan en el verdadero barómetro del tiempo” (TOUKAN. 201). En este lugar, Fadwa se encuentra a sí misma, y así, Inglaterra representa el equivalente objetivo de la libertad y satisfacción, mientras que su casa era el equivalente objetivo de la represión y miseria. En Inglaterra, Fadwa consiguió la educación, libertad y la diversión en los bosques y teatros, moverse libremente, y estar en contacto con la cultura y el arte, salir de su soledad, conocer las experiencias de los demás, tener verdaderas amistades que duraron hasta los últimos días de su vida y conoció el verdadero significado de la libertad y la independencia (ibid, 193).
Mientras el lugar en “Paula” se convierte en un punto de surgimiento de recuerdos y sucesos que se dispersan en el tiempo y se concentran luego en un solo punto, que es la habitación de Paula en el hospital, para un solo objetivo, que es darle continuación, aunque sea ilusoria, a su vida a través de ser la única recipiente permanente de la narración de su madre de todos los sucesos del pasado, y este espacio está lleno de gente y de pacientes que se turnan a la muerte, la vida, y la narración, “algunos vuelven a la vida, y a otros se los llevan cubiertos con una sábana” (ALLENDE. 61). Este lugar abarca el yo y al otro al mismo tiempo, en una amarga lucha con el descenso pasado, el esperado futuro y el inquieto presente.
Isabel, a través de su juego narrativo, evoca el momento y el lugar en un conflicto entre el “yo” y el “otro” en un solo espacio, que es la habitación de su hija, y al mismo tiempo, permite a los lugares y momentos extenderse a través de una combinación narrativa que expone su vida desde el momento de su nacimiento hasta la actualidad, a través de una extensión geográfica inmensa desde Chile, Bolivia, Beirut, Santiago, Bruselas, Europa, Venezuela y California, que abarca el largo conflicto entre el “yo” y el “otro”.
Isabel describe los detalles del lugar en su vida, donde ha vivido dolor, felicidad, miedo, descubrimientos, deseos, odio, recuerdo y olvido; la habitación de “Paula” en el hospital es el lugar triste que explota el dolor y la perdida; lo llena con dos narraciones paralelas, la de su biografía y la de biografía de su hija, y las incluye cuentos secundarios sobre los enfermos, enfermeras y visitantes con los que está en contacto directo(ALLENDE: Traduc. 161-168), al mismo tiempo, el equivalente objetivo para la continuación de vida condicionada por la narración, el sótano de la casa del abuelo representa el equivalente objetivo del saber, elevación espiritual y la sublimación por encima de la ignorancia, la materia y la pérdida; Isabel consiguió el saber, la ciencia y la literatura mediante la lectura, en secreto, de los libros que contenía (ibid, 67).
El conflicto
La biografía de Fadwa es, como dice el poeta palestino Samih Al-Qasim: “Es un testigo de confianza de una gran fisión entre el sueño salvaje por un lado y la realidad complicada por otro” (TOUKAN. 5); y es una encarnación clara y honesta de las preocupaciones de la mujer, según las palabras de Rajaa Naqqash (ibid, 240); y es la encarnación de la fe de Fadwa de que la lucha es la que da valor y sentido a la vida (ibid, 9). Y la distancia entre el “yo” y el “otro” es la que crea el conflicto y sus formas y herramientas; y esta biografía es una forma de conflicto, “la literatura en su contenido, se basa en el conflicto independientemente de que este conflicto termine con éxito o fracaso (SAADAWI: ‘An Al-Mar’a,101). En esta biografía surgen muchos niveles de conflicto:
1– El conflicto con sí misma: “Lo más importante es lo que sucede en nosotros, no lo que nos pasa” (TOUKAN. 128), esto es el concepto de Fadwa, por lo que legaliza su conflicto con sí misma llena de dolor, depresión y derrota a causa de su encierro en casa..
2 – El conflicto con la familia y su herencia cultural que desprecia y represa a la mujer (TOUKAN. 99), en un intento de desestabilizar su confianza en sí misma (ibid, 99).
3 – El conflicto con la sociedad palestina de los años treinta, cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado, con sus valores cerrados y míticos, y su sistema patriarcal absoluto (ibid, 42).
4 – El conflicto con la muerte, que cada vez destruye su felicidad de Fadwa (ibid, 207), la controla constantemente, y le quita a sus seres queridos que la apoyan en su vida, especialmente su tío y sus hermanos Ibrahim y Nimer, y le hereda un sentimiento permanente de debilidad y derrota (ibid, 217).
Por lo tanto, la biografía de Isabel se basa en un tema conflictivo principal declarado desde el principio, que es el tema de la lucha con la muerte:
1 –La lucha con la muerte, Isabel intenta convertir esta biografía en una herramienta de triunfo sobre la muerte que la amenaza con quitarle a su hija en cualquier momento, y al mismo tiempo le da una continuación de esperanza en la vida, a través de la exposición de una biografía llena de triunfo de la vida sobre la muerte.
2 – El conflicto con las circunstancias familiares, ya que desde su infancia, se encontró en la pobreza, perdida y nómada, acompañada por su madre y sus hermanos a causa de la desaparición de su padre, y luego se ven atrapados en la casa de su abuelo, que está llena de excéntricos familiares, y extraños métodos educativos basados en la confusión y la tortura de los niños con el pretexto de que estos crueles experimentos fortalecen más la capacidad de los niños a aguantar las dificultades de vida (ibid, 43).
3 – El conflicto con las diferencias culturales de las sociedades donde Isabel se vio obligada a vivir, sobretodo la sociedad árabe en el Líbano, debido a las grandes diferencias culturales entre el pueblo libanés y el pueblo chileno (SALLOUM. 30).
4 – El conflicto con la decisión que debía que tomar siempre en su vida para seguir en su proyecto humano, creativo y funcional, un conflicto que le exigía mucho coraje, fuerza, cohesión y sacrificio, pero estaba siempre satisfecha y feliz con su decisión; y tal vez, la decisión de rendirse a la idea de la partida de su hija fue la más difícil en el episodio de sus conflictos, pero al final se convence de que la muerte es la opción perfecta para su hija, y deja de agarrafar en la vida de su hija, pidiendo al espíritu de su abuela que la lleve, “Ven Granny, ven a buscar a tu nieta” (ibid, 357).
Triunfar y liberarse escribiendo
Fadwa declara que el acto de escribir poesía es un acto de libertad y victoria sobre toda debilidad y sufrimiento, “se ha convertido en una obsesión en mi vigilia y sueño, en mi mente y conciencia, se ha convertido en mi amor, que era durante toda mi vida un amor místico, no en el sentido religioso, sino por la fuerza que tiene este amor, y por la impresionante éxtasis que produce dentro de mí” (TOUKAN. 76), y considera que ser liberal en y con la poesía es su camino para todo tipo de libertad (ibid, 92), en la que ejerce todo lo que se le fue privado en la vida, especialmente el amor y el hombre, por lo que optó por los amantes de entre los poetas veteranos árabes, tratando de seguir su estilo en tejer poesía de sobriedad tradicional (ibid, 77); y con la poesía ha podido salir de su aislamiento, y comunicarse con las masas en Palestina y en todo el mundo (ibid, 109), aunque rebelarse contra la autoridad exige un método inteligente (Al-KHITABI. 24).
Y más tarde, el acto de escribir se convirtió en un hecho de tolerancia; así que se sintió agradecida a todos aquellos que la deprimieron y trataron cruelmente avivando sus sentimientos y despertando su talento poético, lo que la hizo agarrase a su ambición literaria (TOUKAN. 100), aunque seguía sufriendo severamente de lenguas que alegaban que su hermano poeta, Ibrahim era quien le escribía su poesía y la pone a su nombre (ibid, 116)!, no es nada extraño en una sociedad masculina que asocia la virilidad creativa con el hombre y la dista de la mujer ( ALGDAMI: Al-Mar’a, 180.)
Por lo tanto, la poesía se ha convertido en una actitud para ella frente la vida, cuando se deteriora la situación política nacional, se despierta su talento poético (TOUKAN. 103), y cuando la patria se derrota, la defiende con la palabra (ibid, 104); y cree que la continuación de la vida sólo puede hacerse mediante la continuación del acto de escribir, acto de escribir = acto de la vida y la victoria; por ello, concluye su biografía con la siguiente frase decisiva: “escribiré, escribiré mucho, me siento que estoy viviendo cada minuto del drama, me mueve cada uno de sus capítulos, y me he convertido en un poema triste, desolado que mira con interés, más allá del horizonte”(ibid, 237).
Y así, la poesía la salvó de caer en el extremismo y las supersticiones, como ocurrió a su tía, “Shekha” (ibid, 31), o de escaparse a los mundos de los sueños, para desahogarse de su opresión (ibid, 52-53), o de ser negativa e indiferente hacia su familia y su sociedad (ibid, 136), o de entregarse más a las lágrimas, la soledad, la enajenación, el escape, y el odio y el desprecio de sí misma (ibid, 95), o para realizar sus sueños de manera confidencial y discreta, o esconderse detrás de seudónimos para expresar su opinión (ibid, 89), o recurrir al suicidio para escapar de la amarga realidad (ibid, 135).
Por lo tanto, vemos que Isabel declara su triunfo con el hecho de escribir sobre el horror que la llena por la enfermedad de su hija,” me vuelco en estas páginas en un intento irracional de vencer mi terror” (ALLENDE.17), y afirma con mucha confianza que lo que escribe ayudará a su hija paciente, Paula, a curarse y salir de su estado de coma (ibid, 17). Y también, escribir es su medio de hablar con su hija, con la imposibilidad de hablar con ella de manera natural, así que ella le escribe hasta que se despierte (ALLENDE, Traduc. 95), y logró, escribiendo, triunfar sobre un año entero de tristeza, fracaso y enfermedad de su hija, e incluso lo utiliza para no caerse en las imaginaciones y deseos imposibles, y, finalmente, lo convierte en una manera de aceptar la idea de la muerte de su hija; concluye su biografía con su frase de despedida a su hija diciendo: “Adiós, Paula, mujer. Bienvenida, Paula, espíritu” (ALLENDE. 366).
Isabel considera la escritura como una larga introspección, y un viaje hacia las cavernas más oscuras de conciencia; y por lo tanto, es una victoria sobre todos los aspectos de la ignorancia y la debilidad (ALLENDE, Traduc. 16).
Conclusión
Observamos que Isabel había pasado mucho tiempo sin reconocer su capacidad de escritora, y creía que había un espacio que la separaba del arte de escribir hasta que publicó tres novelas a los cuarenta años de edad (ALLENDE, Traduc. 344), y considera el hecho de escribir cuentos “es un vicio irrecuperable”(ALLENDE. 17), por lo que, al parecer, tardó en darse cuenta de que la escritura es su camino hacia la victoria en su lucha, o tal vez eligió este camino tarde en adición a otros caminos elegidos anteriormente, como la incorporación en diferentes campos de trabajo y moverse entre muchos países; todo ello fue justificado por su carácter independiente, sus circunstancias y la naturaleza de la narración que exige tranquilidad, equilibrio y experiencia; y cree que “la novela es un proyecto de largo aliento en el cual se cuentan sobre todo la resistencia y la disciplina” (ibid, 340), esta conciencia es derivada de la constatación de que la literatura es una profesin disciplinado por la investigación y la conciencia, (MORENO. 345); por lo contrario, la experiencia de Fadwa, que, de niña descubrió su capacidad poética a la que se escapó de todo el mundo, puesto que, su personalidad y sus circunstancias la empujaron en este sentido; además de que la característica más importante de la poesía es la emoción, y depende del momento, por lo que debe coincidir con la experiencia emocional y no debe tardar de ella como la prosa ficticia o narrativa.
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(Notas)
1 Fadwa Toukan (1917-2003), es la poetisa palestina más importante del siglo xx, su poesía representa una base sólida para la experiencia de la mujer en el amor, revolución y protesta contra la sociedad.
2 Significa: “Un viaje montañoso es un viaje duro”.